Era la 1 de la madrugada cuando Jaimito se percata de la hora.
Jaimito: “¡Caramba, Pepito! ¿Ya viste la hora que es? ¡Mi mujer me va a regañar! Tengo que llegar lo antes posible a casa.”
Jaimito toma su auto y sale manejando deprisa hacia su hogar para evitar más conflictos con su mujer. Sin darse cuenta, iba a más de 120 km por hora. Pronto, una patrulla de policía le ordenó que se detuviera. Jaimito pisó el acelerador con la intención de escapar, pero después de pensarlo dos veces y en todos los problemas en los que se iba a meter, decidió detenerse.
El policía se acercó y le dijo a Jaimito:
Policía: “¿Tiene idea de la cantidad de infracciones que ha cometido? Ignoró más de 10 señales de alto, se pasó tres semáforos en rojo, y casi atropella a una viejita. Deme sus documentos.”
El oficial empieza a revisar los documentos y después de un momento dice:
Policía: “Ha sido un largo día para mí, este es el final de mi turno. Además, es viernes y quiero ir a mi casa a descansar. No tengo ganas de hacer papeleo, así que si me da una muy buena excusa de por qué cuando le hice la parada no se detuvo, se puede ir sin infracción.”
Jaimito se queda pensando y después de un momento le dice:
Jaimito: “Pues mire, señor oficial, la semana pasada mi esposa se escapó con un policía, y pensé que era usted y que me estaba persiguiendo para devolvérmela.”
