Una monja pidió que escribieran en su lapida:
Nací virgen, viví virgen y morí virgen.
El marmolista pensó que eran demasiadas palabras y escribió:
“Devuelta sin usar”
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Una monja pidió que escribieran en su lapida:
Nací virgen, viví virgen y morí virgen.
El marmolista pensó que eran demasiadas palabras y escribió:
“Devuelta sin usar”