Cuando las preguntas incómodas tienen respuestas inesperadas.
– Cariño, ¿puedo preguntarte algo?
– Sí, querida.
– Si yo muriera y tuvieras que volver a casarte, ¿ustedes dos vivirían en esta casa?
– Supongo que sí, está totalmente pagada.
– ¿Y qué me dices del carro, te quedarías con él?
– Sí, claro, está completamente pagado.
– ¿Y mis palos de golf, los dejarías usar a ella?
– Por supuesto que no, cariño, a ella ni le gusta jugar golf.
– ¡¿Qué acabas de decir?! ¡Regresa acá!
Facebook Comentarios