Un oficial de la policía aprendiz fue fijado para trabajar en un crucero con un compañero con más práctica en el cargo.
Desde la central les informaron que debían dispersar a algunas personas que estaban rondando por los alrededores del crucero antes de que partiera.
Los oficiales fueron al camino y observaron a una pequeña gentío en una esquina.
El novato bajó la ventanilla del auto y dijo:.
Despejen la esquina de la calle.
Nadie se movió, entonces recurrió al altavoz y repitió:
‘¡Despejen la esquina de la calle!’ estalló.
Aun así, nadie pareció prestar atención.
“Muy bien amigos, si no se mueven después de contar hasta tres, ¡voy a sacar mi arma!”, gritó el policía inexperto.
El grupo de personas comenzó a despejar la esquina de la calle, lanzando miradas desconcertadas al joven policía.
Orgulloso de su primer acto oficial, el policía se volvió hacia su compañero y le preguntó:
“¿Cómo lo hice?”.
“Muy bien”, respondió el veterano, especialmente porque se trata de una parada de autobús.